Hospital de la Santa Creu i Sant Pau – El recinto modernista barcelonés reconvertido en...
[Viajes]
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau
Barcelona (España)
Fotografías: ©2014 Néstor Navarrete
En el otro extremo de la corta pero animada avenida peatonal que arranca de la basílica de la Sagrada Familia, se levanta majestuoso el antiguo Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, resplandeciente bajo un sol radiante preludio de la primavera, en uno de los varios días de puertas abiertas establecidos para solaz del público en general, dispuesto a soportar largas colas por su interés en contemplar el resultado de varios años de trabajos de restauración en seis de sus pabellones.
Este espléndido conjunto de edificios modernistas, obra del famoso arquitecto Domènech i Montaner y punto de referencia para toda la ciudadanía, inicia una nueva etapa después de más de un siglo al servicio de la salud de los barceloneses, quienes ahora deben dirigirse para estos menesteres al más moderno y funcional emplazamiento construido en la parte más alta del recinto.
En la segunda mitad el siglo XIX, una zona en aquella época ajena al proyecto Cerdà, constituida por diversas masías y torres señoriales, empezó a experimentar acciones protagonizadas por sus habitantes con objeto de urbanizar lo que acabaría siendo el actual barrio de Guinardó. A ello se sumaron otras circunstancias; la búsqueda iniciada años atrás por los administradores del Hospital de la Santa Creu, encorsetado desde hacía años en un edificio claramente insuficiente en el casco antiguo de la ciudad, que año tras año iban adquiriendo terrenos en la zona, y la de los albaceas del banquero Pau Gil, encargados de cumplir su voluntad utilizando su legado para construir un hospital que ostentara su nombre. Todos coincidieron en la adquisición consecutiva de terrenos vecinos hasta llegar a intereses convergentes dando lugar al Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
Su primera piedra fue colocada a mediados de enero de 1902 y Alfonso XII lo inauguró oficialmente veintiocho años después, curiosamente también a mediados de enero; no obstante a finales de 1914 se habían habilitado provisionalmente los primeros pabellones para enfrentar la epidemia de fiebre tifoidea abatida sobre la ciudad.
Fotografías: ©2014 Néstor Navarrete
El mecenazgo del banquero Pau Gil fue fundamental para la edificación del nuevo hospital, pero la tradición de donaciones viene de antiguo. Ya en la época de su fundación, que se remonta al siglo XV, el entonces rey Martí l’Humà otorgó a su administración el privilegio de construir casas de vecinos sobre el Rec Comtal y en el siglo XVI Felipe II le concedió detentar el derecho exclusivo de las representaciones teatrales en Barcelona, confirmado en el siglo XVIII por Carlos III. El rendimiento económico de estos privilegios, prolongados hasta mediados del siglo XIX, contribuyeron a mantener la institución.
Piedra y mosaico, vidrio y cerámica se combinan con forja o pintura de la mano de profesionales de la arquitectura, de la artesanía o de las artes, consiguiendo dar a este recinto un cariz singular y extraordinario, reforzado por un detalle peculiar: su propia trama urbanística está desviada 45º con respecto a la del ensanche de Cerdà. En el interior de esa mini ciudad con calles bordeadas de vegetación y circundada por un muro que la aísla del entorno, los enfermos podían aliviar de algún modo sus dolencias escuchando el canto de los pájaros y aspirando el aroma de las plantas, en un entorno apacible y tranquilizador.
Los tiempos cambian y las formas de financiación, también. Este conjunto monumental, con una extensión de más de catorce hectáreas, declarado en 1997 Patrimonio Mundial por la UNESCO, se ha reconvertido en un centro de conocimiento, destinado a acoger instituciones y empresas dedicadas a actividades relacionadas con los objetivos fundacionales de la institución, es decir, la salud, la sostenibilidad y la educación.
Marisa Ferrer
Barcelona
1 – 18-03-2014