Bioplásticos – Científicas españolas trabajan en su desarrollo

Las razones por las que la fabricación de bioplásticos es todavía tan limitada reside, por un lado, en sus altos costes de producción y, por otro, en la falta de infraestructuras que permitan producirlos a gran escala. En la actualidad, Asia es el continente que más invierte en la producción de estos materiales.

[Ciencia / Medio Ambiente]

 

Desde hace algún tiempo, se ha difundido la expresión ‘era del plástico’ para definir el momento actual. El motivo se intuye fácilmente, ya que este material −en sus innumerables variedades− es uno de los más presentes en nuestros entornos.

Su fabricación y uso masivos, unida a la inadecuada gestión de los residuos que derivan de ellos, ha provocado un grave problema de contaminación medioambiental.

La búsqueda de soluciones a este problema, según los expertos, pasa por varias acciones; no solo es fundamental y urgente mejorar la gestión de los residuos plásticos, sino que es imprescindible desarrollar materiales sustitutivos que tengan una menor huella ambiental.

 

Los bioplásticos

Los llamados bioplásticos han surgido como una alternativa importante a los plásticos convencionales. En el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las científicas Auxiliadora Prieto, Isabel Pardo y Susana Camarero, trabajan en el desarrollo y la producción de estos materiales mediante herramientas biotecnológicas.

De cara a los objetivos de economía circular, es necesario, por un lado, aumentar la tasa de reutilización y reciclaje de los plásticos convencionales, con el fin de reducir la cantidad que se produce cada año en el mundo, y, por el otro, desarrollar materiales alternativos que, a su vez, cumplan esos mismos objetivos de reutilización y reciclaje.

“Al igual que los plásticos derivados de recursos fósiles, los bioplásticos deben tener una vida circular, es decir, hay que poder reutilizarlos y reciclarlos, porque de lo contrario simplemente contribuirían a generar más residuos”, señala Isabel Pardo.

Aspecto en el que incide Prieto: “Los bioplásticos hay que reciclarlos, no podemos limitarnos a producirlos, usarlos y desecharlos, porque eso significaría hacerlo mal otra vez”.

 

Biodegradable y compostable

La palabra biodegradable hace referencia a la capacidad de un material de ser degradado por acción biológica. Dentro de este concepto se distinguen los que se descomponen completamente en el medioambiente, y los llamados compostables, que necesitan condiciones controladas.

Existen materiales compostables capaces de descomponerse en una pila de compost, y hay otros que para poder degradarse necesitan unas condiciones de humedad y temperatura muy estrictas que actualmente solo se dan en el compostaje industrial; es el caso, por ejemplo, del PLA (El plástico PLA (ácido poliláctico), surge a partir de materias primas como el almidón de maíz. Este material es renovable y biodegradable en condiciones específicas de temperatura y humedad).

La creación de productos biodegradables −incluidos los compostables− solo tiene sentido si estos cumplen con las características requeridas para ciertas aplicaciones y una vez desechados, se biodegradan completamente en el tiempo marcado por la normativa vigente.

Por eso, el reto más importante concierne a la durabilidad; “Si un polímero1 ha de degradarse fácilmente, su durabilidad inevitablemente se ve alterada”, cuenta Prieto.

 

Reemplazar el plástico

Sin embargo, hoy en día es ilusorio pensar que los bioplásticos puedan sustituir a sus análogos procedentes de fuentes fósiles en todas sus innumerables aplicaciones.

Dejando fuera los compostables y en relación exclusivamente a los biodegradables, la Comisión Europea publicó en 2021 un informe en el que destaca que reemplazar el plástico convencional con biopolímeros2 solo tiene sentido en algunas aplicaciones específicas:

Cuando se trata de productos diseñados para acabar en el medioambiente −como son, por ejemplo, los semilleros de plantas que se usan en agricultura−, y para los que tienen un alto riesgo de acabar en el medioambiente aunque no deberían −como las redes de pesca o las colillas de cigarrillos−.

No obstante, en la actualidad el uso de bioplásticos en estas aplicaciones es todavía insuficiente.

 

Poca fabricación de bioplástico y uso escaso

A escala global, actualmente los bioplásticos constituyen menos del 1% de las más de 400 millones de toneladas de plástico que se producen anualmente.

En 2023, el nivel de producción de biopolímeros alcanzó casi los 2,2 millones de toneladas métricas, y según la asociación de empresas European Bioplastics y la entidad Nova-Institute, en 2028 se superarán los 7,4[AP2] millones de toneladas. A pesar de que las previsiones vayan al alza, el camino es todavía muy largo.

Las razones por las que la fabricación de bioplásticos es todavía tan limitada reside, por un lado, en sus altos costes de producción y, por otro, en la falta de infraestructuras que permitan producirlos a gran escala.

En la actualidad, Asia es el continente que más invierte en la producción de estos materiales; “Para poder producir bioplásticos a escala industrial se necesitan grandes infraestructuras y de momento las empresas están invirtiendo sobre todo en Asia; en Europa vamos tarde”, destaca Prieto.

 

Los residuos como fuente de carbono

Isabel Pardo explica: “El principal motivo por el que sigue siendo muy caro fabricar biopolímeros es que se utiliza sobre todo glucosa como materia prima para alimentar a los microorganismos que los producen, y esto sube considerablemente los costes”.

Por eso, un campo que actualmente está en expansión consiste en utilizar residuos como fuente de carbono. “Utilizar como materia prima algo que en principio no tiene valor ayudaría mucho a bajar los costes”, añade la científica.

 

Auxiliadora Prieto, Isabel Pardo y Susana Camarero, estudian en el CIB Margarita Salas cómo producir bioplásticos y reciclar polímeros (tanto fósiles como biobasados3) a través de herramientas biotecnológicas. En particular, en sus investigaciones utilizan distintas clases de enzimas, bacterias, y hongos. VER AQUÍ.

 

 

Publicado por la Agencia SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas)
Contenido realizado dentro del Programa de Ayudas CSICFundación BBVA de Comunicación Científica, Convocatoria 2022.
Fuente: SINC
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Derechos: Creative Commons

Origen de las imágenes:
freepik.es

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https://www.agenciasinc.es/Reportajes/Las-cientificas-espanolas-que-impulsan-la-innovacion-en-bioplasticos

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1. Un polímero es una macromolécula constituida por uno o varios monómeros, repetidos en toda la cadena.
2. Los biopolímeros son macromoléculas de diferentes orígenes, derivados del petróleo, de origen vegetal y muchos son de origen sintético.
3. Biobasado: es aquel material que se origina a partir de la biomasa, es decir de recursos renovables, tales como plantas, microorganismos, algas, entre otros.