Crisis climática – Enfermedades infecciosas, falta de alimentos y agua

La crisis climática está empezando a revertir los años de avance en la lucha contra la inseguridad alimentaria e hídrica.

 

[Medio Ambiente / Activa tu Salud]

 

Según el informe de 2022 publicado por Lancet Countdown, sobre salud y cambio climático, basado en 44 indicadores y realizado por 93 expertos mundiales, informa que:

«[…] Treinta años después de la firma de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en la que los países acordaron prevenir el peligroso cambio climático antropogénico y sus efectos perjudiciales en la salud y el bienestar humanos, desde entonces se han tomado pocas medidas significativas para abordar la causa fundamental del calentamiento global.

La dependencia de los combustibles fósiles no solo está socavando la salud mundial a través del aumento de los impactos del cambio climático, sino que también afecta directamente a la salud humana y el bienestar, a través de mercados volátiles e impredecibles de combustibles fósiles, cadenas de suministro frágiles y conflictos geopolíticos.

Como resultado, millones de personas no tienen acceso a la energía necesaria para mantener sus hogares a temperaturas saludables, preservar alimentos y medicamentos. Las crisis actuales de energía y costo de vida amenazan ahora con revertir el progreso hacia un futuro bajo en carbono, saludable y habitable para todos […]».

Cada año desde 2016 se publica el informe Lancet Countdown sobre el impacto de la crisis climática en la salud, gracias a la colaboración de investigadores líderes, como el español Jaime Martínez-Urtaza del Departamento de Genética y Microbiología de la Universitat Autónoma de Barcelona.

Igualmente a instituciones académicas internacionales –38 en esta ocasión– y agencias de Naciones Unidas, este trabajo recoge indicadores nuevos, actualizados y mejorados que monitorean de manera independiente las consecuencias sanitarias de un clima cambiante.

 

Código rojo ante la crisis climática

Los 44 expuestos en este informe alertan de un ‘código rojo’ e indican “un incesante aumento en los efectos del cambio climático sobre la salud humana y las consecuencias de la respuesta inconsistente y tardía de los países de todo el mundo sobre la salud”.

[…] Aunque el desarrollo socioeconómico, las intervenciones de salud pública y los avances en la medicina han disminuido la carga global de la transmisión de enfermedades infecciosas, el cambio climático podría diezmar los esfuerzos realizados en materia de control y erradicación, según este informe.

La cantidad de meses con condiciones adecuadas desde un punto de vista ambiental para la transmisión de la malaria (Plasmodium falciparum) aumentó en un 39% de 1950 a 1959 y de 2010 a 2019 en zonas densamente pobladas de mayor altitud y con un índice de desarrollo humano (IDH) bajo.

“Este aumento en la aptitud ambiental supone una amenaza para las poblaciones altamente desfavorecidas de estas zonas, que estaban comparativamente más a salvo de la malaria que aquellas en tierras más bajas”, aseguran los autores.

A su vez, el potencial epidémico del virus del dengue, el de Zika y el de chikungunya, que en la actualidad afectan principalmente a las poblaciones de América Central, América del Sur, el Caribe, África y el sur de Asia, aumentó a escala mundial.

 

Inseguridad alimentaria

Por otro lado, con el aumento de las temperaturas promedio y la alteración de los regímenes pluviales, la crisis climática está empezando a revertir los años de avance en la lucha contra la inseguridad alimentaria e hídrica que todavía afecta a las poblaciones más desatendidas de todo el mundo.

En 2020, las sequías extremas afectaron hasta el 19% de la superficie terrestre mundial, un valor que no había superado el 13% entre 1950 y 1999.

En paralelo a las sequías, el aumento de la temperatura está afectando al potencial de rendimiento de los principales cultivos básicos del mundo.

Ese mismo año, en relación con lo ocurrido entre 1981 y 2010, se observó una reducción del potencial productivo del 6% en el caso del maíz, de 3% en el caso del trigo de invierno, 5,4% en el caso de la soja y de 1,8% en el caso del arroz.

Los expertos aseguran que esto se traduce en un riesgo creciente de inseguridad alimentaria global.

“Los riesgos simultáneos e interconectados que suponen los fenómenos meteorológicos extremos, la transmisión de enfermedades infecciosas y la inseguridad alimentaria, hídrica y financiera están sobrecargando a las poblaciones más vulnerables.

Mediante múltiples riesgos simultáneos e interactivos, la crisis climática amenaza con revertir años de progreso en materia de salud pública y desarrollo sostenible”, subrayan.

 

Las desigualdades agravan la situación

En un análisis comparativo con lo ocurrido durante la crisis del Covid-19, los autores de este trabajo enfatizan que, a diez meses de 2021, no se había producido el acceso global y equitativo a la vacuna contra el Covid-19.

“Más del 60% de las personas de los países de ingresos altos han recibido al menos una dosis de la vacuna, en comparación con solo el 3,5% de las personas de los países de ingresos bajos.

Los datos de este informe exponen desigualdades similares en lo que se refiere a la respuesta mundial para la mitigación del cambio climático”, recalcan.

Por otra parte, la respuesta está siendo desigual entre países también en cuanto al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París, encaminados a reducir a la mitad las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en una década.

Al ritmo actual, el sistema energético tardaría más de 150 años en descarbonizarse por completo.

 

Ofrecer un futuro mejor

“Con un Planeta que se enfrenta a un aumento inevitable de la temperatura, incluso si se implementara la más ambiciosa mitigación del cambio climático, la adaptación acelerada sería esencial para reducir la vulnerabilidad de las poblaciones en relación con el cambio climático y proteger la salud de las personas en todo el mundo”, apuntan.

Para los expertos, la pandemia mundial ha impulsado un mayor compromiso con la salud y el cambio climático en múltiples ámbitos de la sociedad, por ejemplo, con la participación de 91 jefes de Estado en el Debate General de la ONU de 2020 y un compromiso recientemente extendido entre los países del grupo de IDH (Índice de Desarrollo Humano) muy alto.

Pero creen que “todavía está por ver si la recuperación del Covid-19 favorece o contrarresta estas tendencias”.

“La lucha contra el cambio climático requiere que todos los países den una respuesta urgente y coordinada, con la asignación de fondos de recuperación en relación con el Covid-19, para apoyar y garantizar una transición justa hacia un futuro con bajas emisiones de carbono y la adaptación al cambio climático en todo el Planeta.

Los líderes mundiales tienen una oportunidad sin precedentes de ofrecer un futuro con mejor salud, menos desigualdades, y sostenibilidad económica y ambiental. No obstante, solo será posible si el mundo actúa en conjunto para garantizar que nadie se quede atrás”, concluyen.

 

 

Publicado por la Agencia SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas)
Actualizado 19-02-2023
Actualizado 05-06-2022
21-10-2021

Derechos: Creative Commons 

Página de origen de la imagen:
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile

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Actualizado: 19-02-2023
Actualizado: 05-06-2022

1 – 03-11.2021