El ayer y hoy de la neurología en España

La aplicación de las nuevas tecnologías en el campo de la neurología, especialmente en la consulta, es ya un hecho y una necesidad que tiene como finalidad última la mejora de la atención a los pacientes.

[Salud]

 

La neurología en España

En 1882, el Dr. Lluís Barraquer Roviralta constituyó la primera consulta clínica de enfermedades neurológicas en el Hospital de la Santa Cruz de Barcelona, abriendo el camino de esta especialidad en España.

Sin embargo, la Neurología y la Psiquiatría, dos de las grandes ramas de la Neurociencia, no se separaron en España de manera oficial hasta 1954.

En su origen, Neurología y Psiquiatría eran ejercidas por un mismo especialista, que aglutinaba el saber de ambas. Ciertos trastornos como los temblores, la epilepsia o las parálisis a menudo se incluían dentro de las neurosis.

No obstante en el siglo XIX ya se habían dado pasos importantes en el campo de la Neurología, de la mano de los que podrían ser considerados sus fundadores: Lluís Barraquer Roviralta, en Catalunya (España), y Luis Simarro Lacabra, en Madrid (España).

 

La separación de la Neurología y la Psiquiatría

La evolución de la Medicina hacia una complejidad creciente dio como resultado la separación de las dos especialidades. Esto ocurrió en 1954, en el transcurso del IV Congreso Nacional de Neuropsiquiatría, celebrado en Madrid.

No obstante, mucho antes -en el siglo XIX- ya se habían dado pasos importantes, de la mano de los que podrían ser considerados sus fundadores: Lluís Barraquer Roviralta y Luís Simarro Lacabra, lo que se demuestra en aquella primera consulta creada en 1882 en Catalunya (España).

Para el Dr. Matías Guiu, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, el excelente trabajo que desarrollaron los fundadores, y especialmente el Dr. Barraquer Roviralta sigue siendo un ejemplo para los neurólogos españoles actuales.

Ellos demuestran que esta especialidad es, quizás, la que mayor desarrollo ha tenido en los últimos años en los países industrializados, no sólo en el terreno asistencial sino también en la investigación y en la industria farmacéutica.

 

El ayer y el hoy de las consultas de Neurología

El ambiente hospitalario de aquella época nada recuerda a las modernas consultas de Neurología. Entonces era frecuente encontrar pequeños hospitales, a menudo pertenecientes a órdenes religiosas, donde se realizaba una asistencia principalmente ambulatoria.

“Al igual que en la actualidad se realizaba la historia clínica y la correspondiente exploración del paciente. Cuando se trataba de un caso complejo, se ingresaba para completar el estudio con las limitadas técnicas de las que entonces se disponía.

Las salas eran grandes y frías, habitualmente contaban con 20 a 30 camas”, recordaba el Dr. Fernández Armayor, actualmente presidente de la Asociación Profesional de Medicina del Sueño (APROMS) de Castilla La Mancha, y miembro del grupo de estudios de trastornos de vigilia y sueño en la Sociedad Española de Neurología (SEN).

En la primera mitad del siglo XX, los diagnósticos más habituales eran las manifestaciones neurológicas de la sífilis, la polio o los trastornos carenciales vitamínicos o alimenticios.

Por entonces, la observación del conjunto de síntomas y signos de una enfermedad era prácticamente lo único de lo que se disponía, cobrando en el campo de la Neurología una especial relevancia.

Las comprobaciones histopatológicas -examen de los tejidos al microscopio- y el análisis del líquido cefalorraquídeo a través de la punción lumbar, constituían el complemento necesario, y a veces único, para elaborar el juicio clínico final.

Entre las primeras técnicas complementarias de diagnóstico figuraban algunas no exentas de cierto riesgo o efectos indeseables, como la ventriculografía o la mielografía con contraste no soluble. Las técnicas neurofisiológicas -electroencefalografía, neurografía y electromiografía- basadas en el estudio de la función eléctrica de las células nerviosas contribuirían poco tiempo después a allanar el camino en el diagnóstico de ciertas enfermedades neurológicas.

 

La revolución en las neurociencias

Sin embargo, es en los últimos 45 años cuando se produce la auténtica revolución en las neurociencias de la mano de las nuevas tecnologías en el campo de la imagen.

Primero fue la Tomografía Axial Computadorizada (TAC) y posteriormente la Resonancia Magnética (RM). Estos procedimientos no han cesado de mejorar gracias a la introducción de softwares cada vez más potentes, de forma que ahora es posible la reconstrucción en 3D y la realización de estudios funcionales sobre el cerebro, que permiten valorar las áreas cerebrales que se activan según sea la función que estamos realizando como por ejemplo movernos o hablar.

A esto se añaden los grandes avances en el campo de la genética, que tienen en el proyecto ‘genoma humano’ su máximo exponente.

Todos estos cambios, están a su vez introduciendo importantes modificaciones en los tratamientos, hasta el punto de llegar a alcanzar, dentro de unos años, una especial relevancia la profilaxis. Ya es posible evitar enfermedades neurológicas condicionadas genéticamente, que tendrían unas consecuencias catastróficas para el individuo.

Según el Dr. Fernández Armayor, “La aplicación de las nuevas tecnologías a la consulta es ya un hecho y una necesidad que tiene como finalidad última la mejora de la atención a los pacientes.

Internet como herramienta de trabajo y la telemedicina son el colofón de lo que debe ser una Neurología, y una Medicina moderna dirigida a lo más importante que tenemos: la salud y la mejora constante de la calidad de vida, tan importantes en las sociedades modernas”.

 

 

Sociedad Española de Neurología (SEN)   
www.sen.es  

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