Girona Temps de Flors 2015 – La ciudad de Girona y las flores
[Girona Eventos / Viajes / Cultura – Arte Floral]
Ciudad de Girona
Girona Temps de Flors 2015
Sexagésimo aniversario
Del 9 al 17 de mayo de 2015
Fotografías: ©2015 Marisa Ferrer P.
Hace sesenta años que la antigua Gerunda, erigida por los romanos en ese punto estratégico de la Vía Augusta, luce sus mejores galas florales justo en el mes de mayo, cuando la primavera se ha asentado en los balcones y plazas y el sol se baña en las aguas del Onyar.
Mucho ha cambiado la otrora fortificación, desembocando en la ciudad de casi cien mil habitantes que es hoy, capital de la provincia del mismo nombre desde el siglo XIX. Más de un siglo después, mediado ya el siglo XX, poco podían suponer las componentes de un grupito de mujeres cuando tuvieron la idea de organizar un concurso de composiciones florales, que su proyecto iba a cristalizar en semejante despliegue de talento y buen gusto que, como la marea, inunda plazas, calles, patios e iglesias en un estallido de colores, formas y luces realmente extraordinario, imán ineludible que atrae a miles de visitantes locales y extranjeros ansiosos por sumergirse en la magia de las instalaciones construidas a base de flores y plantas de todo tipo, sin parangón alguno con aquellos primeros ramos y centros.
Desde entonces, cada año y durante una semana, a los ya de por sí interesantes atractivos de Girona, se suma este acontecimiento singular, gracias a la colaboración de un nutrido contingente de voluntarios que aportan cada uno su habilidad personal para lograr dar a la ciudad ese plus de interés, encantador por lo efímero de su condición.
Fotografías: ©2015 Marisa Ferrer P.
Más de centenar y medio de composiciones se reparten tanto en edificios públicos como privados; iglesias y museos, restaurantes, comercios… cualquier rincón es bueno para instalar aquello que la imaginación de los artistas concibe. Junto a espectaculares montajes, no es extraño encontrarse con pequeños detalles que salpican recodos y ventanas, escaparates y portales.
Así, en el subterráneo de la Catedral se puede contemplar una representación de su rosetón hecha a base de kalamchoe y, en el claustro, un jardín neoclásico a base de blancos y azules con orquídeas, rosas, lirios y hortensias. Casi todos los monumentos poseen su particular creación; San Nicolau, antes capilla funeraria y hoy sala de exposiciones; San Feliu, casi con más aspecto de fortaleza que de iglesia, ofrece el aspecto transfigurado de su escalinata; los Baños Árabes, visten sus siglos de historia de un nuevo colorido cada año para sorpresa del visitante; Sant Martí, una de las más viejas iglesias de Girona, abre su acogedor interior a la alegría de la fiesta; y la casa Lleó Avinay y Torre Gironella y las Sarraïnes… son solo algunos de los lugares más relevantes.
Sin olvidar el concurso de escaparates y decoración de interior de tantos y tantos establecimientos comerciales, cuya participación en la undécima edición del concurso hace más difícil el trabajo de los jueces, y las múltiples actividades culturales como música o teatro. Todo cabe en una semana festiva durante la cual los visitantes de todas las edades se agolpan en las entradas de los patios convenientemente señalizados, decididos a no perderse nada, aguardando pacientemente su turno en los lugares de mayor afluencia en hora punta. Todo el centro de la ciudad vieja bulle de cámaras fotográficas, en manos de aficionados atentos a la menor oportunidad de inmortalizar aquel rincón atisbado desde la calle, y los más jóvenes se afanan con sus móviles montados en los largos bastones últimamente de moda, para conseguir aquella instantánea diferente con la que comunicar a sus seguidores de las redes sociales dónde se encuentran.
Fotografías: ©2015 Marisa Ferrer P.
Después de una jornada pletórica de sorpresas, los visitantes van desfilando de regreso a sus casas, unos en busca de sus coches y otros en dirección al tren o al autobús, atravesando el famoso puente de piedra para echar un último vistazo a los tenderetes de artesanías. Y el sol, acabada también su jornada, se dispone a desaparecer, dorando con sus últimos rayos las casas asomadas a la orilla del río.
Aunque la fiesta seguirá, nocturna, para los habitantes de la ciudad y para quienes hayan decidido repartir las emociones entre varios días, porque la oferta es múltiple y la variedad, una tentación. Unos días para recordar, un deseo de volver y no solamente para ver las flores, también para disfrutar de la ciudad en época más tranquila, mientras en las trastiendas se cocinan ya las ideas para la próxima edición.
Marisa Ferrer P.
Girona, 14 de mayo 2014