La ecoansiedad – El cambio climático afecta a nuestra salud mental
La ecoansiedad es este sentimiento de impotencia, incomprensión y agobio que genera la crisis climática.
[Medio Ambiente / Activa tu Salud]
Cada mañana, Bruno Martín, comunicador científico de Scienseed, se levanta angustiado por la crisis ecológica. Acaba el día de la misma manera. Cada pequeño gesto que realiza a lo largo de la jornada resulta ‘agotador’, confiesa a SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas).
“Cuando digo esto, la gente se piensa que me agobia comprar cosas envueltas en plástico o en Amazon porque me siento culpable, pero no es exactamente eso (aunque también).
Lo que realmente me estresa es ver en las noticias que cada año más gente muera por inundaciones, incendios, olas de calor, o que desaparezca la fauna y los espacios naturales porque los destruimos o que los gobernantes mundiales sean incapaces de pactar el final de los combustibles fósiles”, comenta el comunicador científico.
La ecoansiedad
Este sentimiento de impotencia, incomprensión y agobio que genera la crisis climática se conoce como ecoansiedad. Tradicionalmente, la comunidad científica ha analizado los efectos que tienen las acciones humanas en el medioambiente y cómo las consecuencias repercuten en nuestra salud física a través de la contaminación, la propagación de enfermedades o la escasez de alimentos, entre otros.
Ahora, además, se habla cada vez más sobre cómo todos estos efectos afectan a nuestra salud mental.
La ecoansiedad sería por tanto la sensación de aprensión, preocupación e incertidumbre por el alcance potencial de los impactos previstos del cambio climático, según la define a SINC María Ojala, catedrática de Psicología de la Universidad de Örebro (Suecia), que estudia cómo los jóvenes se sienten frente a las amenazas ambientales.
Este sentimiento tiene su origen en los futuros tan catastróficos que se presentan ante nosotros. Por ejemplo, cuando leemos noticias de estudios sobre el calentamiento global o cuando vemos imágenes devastadoras que se producen como consecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos.
“Uno se siente desamparado, triste, enfadado, ansioso porque ve como esos futuros se han materializado y todo parece indicar que van a ser cada vez más frecuentes”, explica a SINC Andreu Escrivà, doctor en Biodiversidad y autor del libro ‘Y ahora yo qué hago: Cómo evitar la culpa climática y pasar a la acción’.
No es cosa de futuro, es cosa del presente
Sin embargo, no solo está relacionado con el futuro, sino también con el presente. Todavía se habla del cambio climático como un concepto abstracto al que tendremos que hacer frente en un futuro.
Por tanto, no es un problema que involucre a la sociedad actual, sino a las futuras generaciones. Esta narrativa simplista que comparte la mayoría de la sociedad es otra de las razones que más agobian a las personas que padecen ecoansiedad.
“La gente que habla del Planeta que vamos a dejar a nuestros nietos o del Planeta que tendremos en 50 años… es que me hierve la sangre. Yo estoy hablando de los refugiados ambientales que tenemos hoy, de los muertos que tenemos hoy, de los que han salido en el telediario de esta mañana”, recalca Bruno Martín.
A esto se suma el sentimiento de impotencia y de culpa, ya que, a menudo, los ciudadanos preocupados por el estado del Planeta no cuentan con las herramientas suficientes para afrontar este problema.
“Te sientes culpable porque existe una narrativa de que los ciudadanos tenemos que hacerlo todo (cambiar nuestros hábitos: reciclar el plástico, utilizar transporte público, comer menos carne…) y, a la vez, sentimos que los problemas climáticos son de una magnitud enorme. Por tanto, esa impotencia nos genera mucha ansiedad climática”, añade Escrivà.
El comunicador de Scienseed coincide: “Intentas hacer las cosas bien, pero el sistema te lo pone muy difícil. A mucha gente parece que le da igual y a la que no le da igual tampoco sabe muy bien que hacer”.
Dos tipos de ecoansiosos
Según el doctor en Biodiversidad, existen dos tipos de ecoansiosos. “Por un lado están las personas que acaban convencidas de que lo hacen todo mal y de que podrían hacer más [para minimizar su impacto en el medioambiente]. Eso lo tenemos que evitar porque la culpa es un sentimiento que no moviliza y que no lleva a la acción”.
Por otro lado, están los hiperperfeccionistas, es decir, “aquellas personas que, por ejemplo, no usan nada que contenga plástico, no comen carne por motivos climáticos o no se suben a un coche pase lo que pase”, explica el experto.
Sin embargo, en diferentes investigaciones se ha observado que estos perfiles tampoco movilizan. “A veces llevan a pensar que si rompemos la perfección, todo lo que hemos hecho ya no vale para nada, y eso es falso”, apunta Escrivà.
“El cambio climático no es una especie de catecismo o de deberes que haya que cumplir al 100%. A mí como divulgador y activista, no me interesa que solo un 5% de los españoles lo hagan todo ‘perfecto’, sino que el 80% de la población de este país reduzca, por ejemplo, a la mitad su consumo de plástico, carne, vuelos en avión, etcétera”, detalla.
Además, según el científico, estos perfiles hiperperfeccionistas pueden ser peligrosos si se toman como ejemplo y generan más ecoansiedad, ya que hay gente que no puede renunciar a ciertas cosas por su situación personal.
“Hay personas que pueden renunciar al plástico, pero no otras, como los médicos. Por tanto, hay que ver estos perfiles como gente que, gracias a los privilegios que tienen y a su concienciación y empuje, ha podido realizar ciertos cambios”, asevera el experto. […]*
Esperanza contra el cambio climático
Pero, a pesar de los ánimos, ¿hay lugar para la esperanza? A nivel político, el Pacto de Glasgow, alcanzado en la Cumbre del Clima (COP26), celebrada en noviembre de 2021, ha sido calificado por los expertos como insuficiente ante la emergencia a la que nos enfrentamos, aunque se establecieron acciones concretas para reducir de manera significativa el uso del carbón y terminar con los subsidios a los combustibles fósiles.
Según María Ojala, la mejor estrategia para afrontar el cambio climático es tener esperanza y ampliar nuestra perspectiva: “Tenemos que ser capaces de ver los aspectos positivos, como que cada vez más gente es consciente de la crisis climática o que, a lo largo de la historia, se han resuelto problemas sociales difíciles”, explica la psicóloga.
“Grupos activistas como Extinction Rebellion consideran que de la rabia que genera la inacción de los líderes, saldrán movimientos transformadores. Yo confío más en inspirar, motivar y ofrecer esperanza. Una esperanza que requiere exigir cambios e implementarlos en nuestro día a día, eso sí.”, detalla a SINC Irene Baños, periodista especializada en temas medioambientales y autora del libro ‘Ecoansias’.[…]*
Alicia Moreno
Bióloga
Periodista científica
Publicado por la Agencia SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas)
04-12-2021
* Ver todo el artículo
Derechos: Creative Commons
Origen de las imágenes:
pexels.com
Ver.
> Vegetales que crecen antes de 60 días – Crisis alimentaria
> El deshielo – El mar sube y el agua dulce desaparece
> Neurotóxicos en el trabajo – Los pesticidas asociados al Parkinson y Alzheimer
> La acidificación de los océanos – Los países contaminantes
> Crisis climática – Inseguridad alimentaria y enfermedades infecciosas
> Hope Jahren – ‘El afán sin límite’ – Cuidar el Planeta
> Veganismo – No consumir productos de origen animal
> El Planeta casi agotado – Dos siglos de desenfreno total
Actualizado: 12-11-2022
1 – 12-12-2021