La ingeniería ante un cambio de época – Declaración de Barcelona
[Empresa – Ingeniería]
Nos hallamos en un mundo que cambia aceleradamente en todas sus dimensiones, pero particularmente en lo social, lo económico y lo tecnológico. Este cambio lo es de época y representa un reto para todos, también para la ingeniería. Hay que saber abordar este cambio con las actitudes, los conocimientos y las actuaciones necesarias para asumirlo adecuadamente en beneficio de nuestro futuro y de la sostenibilidad del entorno en el que nos encontramos.
Para orientar adecuadamente la nueva realidad en el campo de actuación de la ingeniería en nuestro país, son fundamentales dos aspectos básicos:
> la capacidad de articular y promover el resurgimiento de la industria en su más amplio sentido, y
> la redefinición del concepto de ingeniería como concepción, diseño y obtención de productos, servicios y tecnologías adaptados a las nuevas necesidades y requerimientos de la sociedad.
Para ello, es preciso devolver a la industria el prestigio requerido, concibiéndola como elemento clave para dinamizar la economía y la sociedad del bienestar y adaptándola a los nuevos conceptos y a las nuevas necesidades y exigencias. Es urgente superar la etapa en la que, ante el empuje cuantitativo de los servicios, se relegaron los procesos productivos, olvidando su innegable importancia cualitativa para el desarrollo económico y social.
Tenemos también que ser todos conscientes de que es imprescindible saber priorizar los sectores a los cuales se dediquen más recursos, más esfuerzo y más atención. En un mundo global y competitivo no tiene sentido pretender destacar en todo y debemos centrarnos esencialmente en aquellos ámbitos que sean mas rentables y creadores de ocupación en el nuevo marco europeo.
El nuevo papel del mundo de la empresa en general y de la industria en particular no podrá ser efectivo sin una nueva concepción de la misión de las personas en el nuevo contexto. La creatividad es un valor básico en la búsqueda de nuevos servicios y nuevos productos innovadores; aquí el papel de los ingenieros es fundamental. Hay que hacer un esfuerzo para comprender cuáles serán los perfiles esenciales de los ingenieros del futuro, esos que van a aportar una contribución decisiva al desarrollo tecnológico necesario para el cambio de época. Sabemos ya que el ingeniero innovador será tanto o más necesario que el ingeniero gestor. Por eso los nuevos ingenieros deberán ser formados en la creatividad, la visión sistémica de las tecnologías, con la identificación de sus pros y sus contras, la capacidad de innovar y de implementar las innovaciones, generando así valor añadido. Deberán estar dotados de una flexibilidad que les permita no solo aprender, sino reaprender continuamente y vivir en una capacidad permanente de reconvertirse.
Lo expuesto solo es alcanzable a partir de un sistema formativo con una legislación flexible y adaptable a los cambios y a la diversidad de opciones y de requerimientos, tanto desde el punto de vista conceptual como territorial.
En todos los casos es necesario partir de la base de que la I+D es el elemento esencial para fomentar una cultura de innovación permanente. Para ello debe impulsarse mediante estímulos –no reglamentos y normativas– la cooperación entre el mundo universitario y el de la empresa, hasta ahora, insuficiente. En el campo de la investigación aplicada es mejor y más rentable catalizar que establecer normas. Sólo así podrán establecerse alianzas a medio y largo plazo que favorezcan la reindustrialización de la economía. Los países con un modelo productivo basado en la investigación y la innovación, la transferencia de tecnología y la creación de nuevos productos y servicios relevantes, son los que mejor han salido, o están saliendo, de la crisis.
Debemos tener también presente que para aumentar la eficiencia de la utilización de los recursos disponibles deben arbitrarse adecuadas políticas de especialización inteligente y de concentración territorial e institucional. En el ámbito de la investigación los conceptos de sinergia y de masa crítica son piezas fundamentales.
Hay que reconocer, finalmente, que los momentos de crisis, debidamente abordados, representan la gran oportunidad para reformar y reorientar todo aquello que en circunstancias normales sería más difícil de cambiar. Por ello es urgente no perder esta oportunidad.
En resumen, la correcta asunción del cambio tecnológico, la tarea de la formación continua de los ingenieros y la importancia del esfuerzo innovador, así como el papel fundamental que a la función de la ingeniería corresponde, son factores determinantes para enfrentarnos al reto que tenemos por delante.
Estos factores han sido y son los elementos que configuran la misión de nuestra Real Academia de Ingeniería (RAI) y que, de forma regular, son considerados en sus sesiones como parte de nuestro servicio a la sociedad.
Con la ocasión de nuestra visita a Barcelona, ciudad verdaderamente emblemática en términos de progreso, mucho nos complace confirmar nuestra mejor disposición para seguir trabajando con entusiasmo en la indicada dirección.
Esta Declaración, referida al posicionamiento institucional sobre el futuro de la ingeniería española, ha tenido lugar en el pleno de la Real Academia de Ingeniería reunido en Barcelona el día 17 de junio de 2014 con motivo del 20º Aniversario de la RAI.
Gabinete de Prensa
Real Academia de Ingeniería (RAI)
Paloma Larena – prensarai@raing.es
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spain-australia.org