La medicina regenerativa y la artrosis
La medicina regenerativa ha surgido como una alternativa eficaz y esperanzadora. Entre las opciones más destacadas está el tratamiento con microinjertos autólogos.
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Con la llegada del frío, muchas personas con artrosis sienten un aumento del dolor y de la rigidez en las articulaciones.
Estas molestias, que afectan significativamente la calidad de vida, pueden ser gestionadas de manera eficaz con los avances de la medicina regenerativa aplicada a las articulaciones, que no solo alivia los síntomas, sino que también regenera los tejidos dañados.
Estas sensaciones están vinculadas a cambios fisiológicos que ocurren en respuesta a las bajas temperaturas. Estudios recientes han profundizado en este fenómeno, ofreciendo una base científica que respalda las experiencias contadas por los pacientes.
El impacto del frío en el dolor y la rigidez
Las condiciones meteorológicas, particularmente el frío y la humedad, están asociadas con el aumento de los síntomas de la artrosis.
Un estudio de la Universidad de Leuven (Leuven, Bélgica), destaca cómo el descenso de la temperatura y el aumento de la presión barométrica pueden intensificar el dolor, una percepción comúnmente explicada por pacientes con osteoartritis.
Además, la hiperalgesia al frío, un aumento de la sensibilidad al dolor en respuesta a estímulos fríos, ha sido identificada como un factor clave en pacientes con osteoartritis de rodilla.
La rigidez es otro síntoma que se ve acentuado por el frío. La rigidez y el dolor suelen estar altamente correlacionados en pacientes con artrosis, especialmente en climas fríos. Esta relación puede deberse a cambios en la viscosidad del líquido sinovial y a la mayor sensibilidad nerviosa provocada por el frío.
Una solución innovadora: la medicina regenerativa
En este contexto, la medicina regenerativa ha surgido como una alternativa eficaz y esperanzadora. Entre las opciones más destacadas está el tratamiento con microinjertos autólogos, como la tecnología Rigenera® de Mytocel MSK.
Este procedimiento utiliza tejidos del propio paciente para ayudar a regenerar el cartílago articular dañado, logrando no solo aliviar el dolor, sino también mejorar la movilidad y la funcionalidad de las articulaciones afectadas.
El proceso es sencillo y mínimamente invasivo. Con una sola intervención de menos de una hora, se extrae una pequeña muestra de cartílago auricular que luego se procesa para obtener un compuesto biológico con células progenitoras y factores de crecimiento específicos del tejido.
Este compuesto se inyecta en la articulación afectada, donde actúa para reducir la inflamación y promueve la regeneración del tejido. Los resultados comienzan a ser evidentes en pocas semanas, y su efecto puede prolongarse durante años. Además, no tiene riesgo de rechazo ya que el mismo paciente ejerce como donante.
«El tratamiento con microinjertos autólogos está revolucionando el manejo de la artrosis. No solo alivia el dolor, sino que frena la degeneración y promueve la reparación del tejido, ofreciendo una solución duradera y menos invasiva que las alternativas tradicionales.
Además, gracias a los principios de similitud entre el tejido donante y el tejido receptor es una opción terapéutica única en resultados», explica el Dr. Elias Muntean, especialista en medicina ortopédica y de emergencia.
Una patología de alta penetración social
Según datos de la Sociedad Española de Reumatología, la artrosis afecta a más de 7 millones de personas en España, siendo la tercera causa de incapacidad laboral, con un coste anual de 12.000 € por paciente para el Servicio Nacional de Salud (SNS).
Las terapias actuales, como las inyecciones de ácido hialurónico o el Plasma Rico en Plaquetas (PRP), solo ofrecen alivio temporal sin promover la regeneración del cartílago.
Con el aumento de la esperanza de vida, la prevalencia de la artrosis seguirá incrementándose, ya que esta patología, junto a la demencia y la diabetes forman las enfermedades emergentes de más relevancia en Europa al ser las que más rápido han aumentado su prevalencia en los últimos años.
Cómo actuar frente al frío
Abrigarse bien: Mantener las articulaciones calientes, en especial manos y pies, usando guantes y ropa térmica.
Hacer ejercicios suaves: Actividades como caminar, yoga o ejercicios en agua templada ayudan a mantener la movilidad.
Controlar la humedad en casa: Usar deshumidificadores para crear un ambiente más confortable.
Utilizar calor local: Aplicar compresas calientes puede aliviar la rigidez y el dolor.
Cuidar la alimentación: Incluir alimentos ricos en omega-3, como el salmón y las nueces, que tienen propiedades antiinflamatorias.
Evitar el sobreesfuerzo: Usar soportes como bastones si necesitas caminar largas distancias.
Mantenerse en un peso saludable: Reducir la carga en las articulaciones alivia el dolor.
Hidratarse bien: Beber suficiente agua ayuda a mantener las articulaciones lubricadas.
Cuidar la postura: Evitar posiciones incómodas y usar sillas que apoyen correctamente la espalda.
Atrevia
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