Natalia Domínguez – Educación sexual: disfunción, terapia de pareja

 

Por Marina Torné, periodista

 

Natalia Domínguez, psicóloga y sexóloga. Licenciada en Psicología por la Universidad de Murcia (UM). Especialista Universitaria en Psicología Clínica y de la Salud (UM). Máster en Sexología y Terapia de Pareja. Experta en Prevención ante la Violencia de Género por la Universidad de Castilla La Mancha (CLM).

Actualmente dirige y coordina el «Máster en Sexología y Terapia de Pareja» de la Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo Conductual (AEPCCC).

Coordinadora de la Unidad de Trastornos Sexuales de la AEPCCC en Murcia y Madrid. Imparte clases tutoriales sobre Educación Afectivo Sexual en centros de Educación Primaria y Secundaria.

En esta ocasión Natalia Domínguez nos ha atendido en un céntrico hotel de Barcelona para comentarnos  algunos aspectos sobre el «Máster en Sexología y Terapia de Pareja», del que ella es directora y coordinadora y que le ha llevado a la Ciudad Condal. «El Máster es muy completo porque en él se tratan todos aquellos aspectos que merecen la pena ser trabajados tanto a nivel sexual, como a otros niveles», nos comenta.

«El Máster está en funcionamiento desde el año 2009. Empezó en Murcia y actualmente se está ofreciendo en Madrid y Barcelona. Con el Máster en Sexología, pretendemos formar a los especialistas sobre todo a psicólogos, aunque también hay médicos, enfermeros…», añade.

El curso focaliza su atención en diversas áreas. «Por un lado nos centraríamos en la educación sexual: disfunción, terapia de pareja… siempre desde una base educativa. Trabajar los mitos, la estructura patriarcal y la cultura de género. El hombre, por su condición masculina, ha dominado a nivel sexual y siempre se le ha permitido manifestar su sexualidad de forma más abierta que a la mujer. En este primer punto se intenta también despatologizar según qué tipos de problemas. Igualmente, se procura no disfuncionalizar todavía más a la persona que acude a las consultas de los especialistas y que, a veces, sale con más problemas que los planteados al entrar. En ocasiones, con sólo trabajar la educación sexual, los motivos de preocupación van desapareciendo por sí solos. Uno de los mitos es el de que para que el hombre y la mujer tengan una relación sexual plena, tienen que llegar juntos al orgasmo. Evidentemente, nuestro placer no debe centrarse en ello«, afirma rotunda la sexóloga. «Para que una terapia sexual llegue a buen término hay que empezar por desmitificar. Una buena educación sexual constituye una base óptima para poder empezar a trabajar «, amplia Domínguez.

La evaluación, el diagnóstico y el tratamiento del problema planteado, constituiría una nueva área objeto de estudio.

«Dentro de la terapia sexual nos ocupamos también de las minorías sexuales: discapacidades diversas, personas mayores… No nos gusta hablar de una edad concreta al hablar de «personas mayores. Todos tenemos una sexualidad viva y podemos disfrutarla desde que nacemos, hasta que morimos. Cuando hablo de «persona mayor» me refiero a aquélla que considera que ya ha acabado su función sexual, por ejemplo cuando se encuentra en la menopausia. No es una persona mayor, pero ella sí que se lo considera porque ha pasado una etapa en su vida en la que ha cambiado su capacidad de disfrutar. Pero esto sólo es una percepción. Puedes tener sesenta, setenta u ochenta años y no considerarte una persona mayor. La edad es más bien psicológica», afirma la sexóloga.

Desde el Máster en Sexología y Terapia de Pareja, se trabaja también la sexualidad cuando hay una enfermedad crónica o grave: » Mujeres con cáncer o mujeres que han perdido un pecho… cuya pérdida va muy ligada a la imagen y a la autoestima; dudas que surgen de si continuarás gustando a tu pareja, miedo a descubrirte ante ella, si te sigues gustando a ti misma…»

En relación a la terapia de pareja, los aspectos que se abarcan son múltiples:

«Hombres que no pueden mantener la erección o mujeres que no alcanzan el orgasmo. A veces tan sólo es un problema de comunicación importantísimo y para llegar a una buena comunicación se precisa de una buena base en educación sexual. Existen parejas que entre ellas no hablan de sexualidad, ni de lo que les gusta, ni de lo que no», concreta Natalia Domínguez.

«Con respecto a la violencia de género es muy importante que las mujeres nos concienciemos de lo importante que es que conozcamos nuestros derechos y que vivamos nuestra sexualidad de forma sana, sin sentirnos violadas en ningún aspecto de nuestra vida. Complacer al marido aunque la mujer no tenga ganas, el llamado «débito marital», es una barbaridad.  A esa mujer se le ha dicho que no es una mujer sexual y que, por lo tanto, no puede manifestar sus deseos sexuales libremente. En algunos de estos casos la violencia de género está muy encubierta», se lamenta la terapeuta.

En otro aspecto, Natalia Domínguez reflexiona sobre el número de mitos que han sido alimentados desde las películas pornográficas:

«Estas cintas han hecho mucho daño sobre todo a la gente joven porque hemos crecido con una sexualidad muy pornográfica. En ellas se muestran relaciones sin descanso, con eyaculaciones repetidas y vuelta a empezar, y entonces se piensa que esto es lo normal. Desde que yo ejerzo de terapeuta sexual, me he ido encontrando cada vez más con chicos de veinte años que demandan una terapia para la eyaculación precoz. En algunos casos está justificado, pero en otros no. Hay que diferenciar entre una eyaculación precoz primaria y secundaria. Hay que despatologizar la situación y tener más información. Por ejemplo: si ha sucedido una sola vez, o si es la norma y si es situacional. Puede ocurrir con una chica sí, pero con otra no. Desde nuestra perspectiva, consideramos que alguien es «precoz» cuando la persona no es capaz de detectar el momento en el que se va eyacular. Podemos hablar tanto de un minuto, como de tres. En general, hablamos de una relación sexual de diez minutos: nos referimos a la duración con penetración para llegar al orgasmo, cada uno a su manera. Quedaría al margen de este periodo de tiempo el que puede dedicarse a las caricias. A mí no me gusta hablar de «preliminares» porque parece que sea algo que deba llevarnos al clímax forzosamente y ello no siempre es necesario. Se puede tener sexo sin orgasmo».

Nos habla del enamoramiento como experiencia vital, de sus consecuencias y de su persistencia:

«Se dice que dura tan sólo seis meses, pero tiene una explicación. Se trata de una serie de hormonas que el cuerpo empieza a segregar porque has encontrado un objeto de deseo: una persona que es capaz de quitarnos el sueño y el apetito, capaz de desconectarnos del trabajo, de los estudios, de todo, porque estamos pensando en ella todo el tiempo y en el momento del encuentro. Las hormonas generan una ansiedad anticipatoria. Si yo estuviera un año, o dos, o tres, con estas sensaciones sería perjudicial para nuestra salud.  Lógicamente esto no puede durar eternamente. Hablamos de algo químico, hormonal. Durante aproximadamente seis meses este enamoramiento no te deja ver los defectos del otro. Es una emoción totalmente irracional. Estas encantado y maravillado. Pasado un período, seis meses o un año, empiezas a ser consciente de los defectos y esto es lo que va a permitir que una relación se estabilice a lo largo del tiempo o, que pasado este momento inicial, finalice».

Y prosigue: «Hay que diferenciar «enamoramiento» de «amor romántico». Los cuentos que nos han contado de pequeños sobre las princesas que se enamoran, se casan y viven felices y para siempre y de que el amor dura toda la vida, eso seria el «amor romántico». La realidad es que las parejas se hacen y se deshacen, se casan y se divorcian. Esto sucede porque la idea del amor romántico no funciona. Puede que otras generaciones, padres y abuelos, considerasen que las relaciones eran para toda la vida. La idea del amor romántico se va desvirtuando con el paso del tiempo porque cada vez nos volvemos personas más racionales y más exigentes y más autónomos, sobre todo las mujeres».

Una vez finalizada la etapa del torrente hormonal que supone el estar enamorado, las relaciones avanzan, se afianzan, maduran y se transforman. Sin embargo para mantener la ilusión y la llama del deseo viva no hay que perder de vista cosas como los «mensajes románticos»:

«Parejas que se han conocido en la edad madura, sesenta, setenta años.… pero no quiero hablar de edades, pueden encontrar nuevos placeres en esos mensajes románticos: una mirada, un abrazo, compartir una actividad, compartir un helado, una película mientras cuidamos del nieto quizás… momentos románticos, momentos de placer que se comparten con la pareja. No hablamos sólo de sexo. Poder desnudarnos, acariciarnos, recuperar nuestros sentidos, que a veces han quedado como adormecidos, recuperar el tacto…sin que todo vaya dirigido a los genitales. El cabello, por ejemplo, los masajes en el pelo pueden ser muy eróticos tanto para las mujeres, como para los hombres.  Lavarle el pelo… No olvidar las pestañas, las cejas… O pedirle a tu pareja que recueste su cabeza en tus piernas, reconectar todos tus sentidos y los suyos, darle un masaje, que sienta cada parte de su cuerpo… Hacerle la manicura o la pedicura.…

En la cultura oriental se enseña a las chicas a ser más sensuales y eróticas. Podríamos aprender algo en este sentido: cómo trabajar nuestro cuerpo, o el de nuestra pareja», concluye.

Tener el suelo pélvico en buenas condiciones y un buen dominio de los órganos que se sustentan gracias a esta musculatura es uno de los aspectos fundamentales a la hora de tener buenos orgasmos. La sexóloga me cuenta que existen pequeñas subculturas dentro de la cultura oriental que también enseñan a las mujeres a contraer la vagina para dar mayor placer a su pareja.

Le pregunto por la conveniencia de la terapia de las bolas chinas.

«En principio, todo el mundo puede utilizarlas, pero antes hay que preguntar siempre al ginecólogo o fisioterapeuta por si hay algún caso en el que su uso esté contraindicado. Quizás habría que comenzar con los ejercicios de Kegel y un buen seguimiento por parte de profesionales.

En aquella etapa en la que la mujer todavía no ha tenido ningún embarazo puede ayudarla a conseguir una mayor tonalidad muscular, fomentando la irrigación sanguínea para aumentar las contracciones orgásmicas, porque sabemos que el orgasmo son contracciones musculares que se dan para expulsar la sangre acumulada en los genitales. Si la mujer durante la relación sexual tiene fuerza en su musculatura pélvica, durante la penetración el chico podrá sentir esa estrangulación del pene dentro de la vagina, que también le generará mayor intensidad de placer.

En otras etapas, trabajar la musculatura pélvica puede ser muy útil para prevenir las pérdidas de orina en mujeres que han tenido partos vaginales o que han sufrido alguna intervención.

Trabajar la musculatura pélvica puede ayudar también a prevenir los dolores de espalda porque la musculatura pélvica está sujetando toda nuestra pelvis y nuestra espalda».

A este respecto, la experta asesora de «Centrada en Ti», de Tena Lady, concluye que desde esta plataforma «lo que se intenta transmitir a las mujeres es que conozcan las ventajas y beneficios  de trabajar nuestra musculatura pélvica, tanto para la prevención de pérdidas de orina, como para mejorar nuestra salud y nuestra vida sexual».

 

 

 

 

marina.torne@gmail.com
Barcelona,diciembre de 2012 – enero 2013

 

 

Todas las fotografías ©2012 Marina Torné