Ruta por la alimentación egipcia – Mucho de lo que comemos y de cómo lo...
Entre los meses de mayo y octubre el Museo Egipcio de Barcelona organiza “El banquete eterno”, actividad que incluye una visita guiada a través de su colección y una degustación de productos que formaban parte del régimen alimentario de la civilización del Antiguo Egipto. En la degustación gastronómica se prueban algunos platos preferidos por los egipcios: hummus, dátiles rellenos, higos, lentejas, vino dulce al estilo egipcio…
A las siete y media de la tarde el grupo de visitantes, de la mano de la egiptóloga Núria Castro, inicia el paseo que nos descubriría algunos de los aspectos sobre la dieta sana y equilibrada que seguía esta civilización milenaria. Una de sus máximas, más actual, imposible: “uno es lo que come y si te alimentas bien te mantendrás sano y fuerte”. Desgraciadamente, no existe o, al menos todavía no se ha encontrado, ningún recetario que nos desvele los secretos de tan maravillosa dieta aunque, gracias a las tumbas egipcias (Casa de la Eternidad), se han podido conocer detalles sobre qué alimentos consumían y cómo los preparaban.
Gemma Castro, hermana de Núria Castro, especialista en nutrición, alimentación y gastronomía en el Antiguo Egipto, ha llevado a cabo la identificación de los ingredientes, el estudio de las presentaciones y de las texturas de las recetas.
Según vemos, mucho de lo que comemos y de cómo lo preparamos, es patrimonio de los antiguos egipcios. Nos enteramos de que cocinaban patos y ocas y de que los conservaban en su propia grasa: una especie de “confit egipcio“. También descubrimos que la crema de leche estaba presente con frecuencia en sus platos.
Los egipcios comían tres veces al día y al desayuno le llamaban el “perfume de la boca” ya que con esta comida eliminaban el mal aliento de la noche. Para tener buen aliento durante toda la jornada solían mascar pastillas de yeso, con mirra y miel.
La técnica que utilizaban para la conservación de sus muertos servía también para conservar algunos alimentos.
Nos explica nuestra guía que para conservar los cuerpos de los difuntos intactos se les retiraban las vísceras, para sumergirlas después en una disolución de agua y natrón al tres por ciento. Aún hoy los japoneses utilizan esta proporción para elaborar sus salazones: sal disuelta en agua, es decir, salmuera.
Las vísceras se depositaban en los llamados «vasos canopos». Había cuatro tipos de vasos que representaban a las divinidades llamadas Hijos de Horus: Amset, recipiente con tapa en forma de cabeza humana, contenía el hígado; Hapy, con cabeza de papión, era el depositario de los pulmones; Kebeshenuef, con cabeza de halcón, conservaba los intestinos; Duamutef, con cabeza de chacal, era el recipiente destinado al estómago.
La vajilla que utilizaban para servir sus alimentos era de piedra para los ágapes fríos y de cerámica para los calientes. Las piedras más duras se reservaban para este menester porque querían que la vajilla les durara toda la vida y hay que tener en cuenta que para un egipcio “toda la vida” quiere decir “por toda la eternidad”.
La profesora Castro nos indica que “sobre el vino egipcio existe mucha información. En las botellas se colocaba un tapón de arcilla con el nombre del dueño de la viña, año de la vendimia, año del primer trasvase, año del segundo trasvase, si lo había, y una observación: si era bueno, excelente, regular o para la exportación, como diríamos hoy en día: denominación de origen”, nos desliza. Y también descubrimos que “el vino les encantaba dulce. Muchas cosas les gustaban dulces, eran muy golosos”.
Para endulzar el vino le añadían pasta de dátiles. “Les apasionaba el dátil. Al dátil en egipcio se le llamaba ‘negem’, y a lo que era dulce también se le llamaba ‘negem’”. Ahora la egiptóloga nos intriga con su tono travieso. Una curiosidad: “‘Orgasmo’ en egipcio estaba compuesto de dos palabras: ‘negem negem’”, revela la profesora Castro, tras asegurarse que no hay ningún menor en la sala.“Más dulce, imposible”.
La pasta de dátil provoca a menudo una segunda fermentación en el vino cosa que incrementa su grado en alcohol, por ello nos advierte nuestra guía que el vino que podremos probar después de la visita habrá que tomarlo con mucha precaución.
Durante todo el periodo pre-dinástico y las dos primeras dinastías, la miel la conseguían de abejas salvajes y africanas. Durante los traslados de las colmenas en embarcaciones a lo largo del río Nilo muchos apicultores morían, por lo que se consideraba una profesión de alto riesgo. Ello hizo que la miel valiera justo su peso en oro y sólo se podía encontrar en el templo y en el palacio.
Fue a partir de la tercera dinastía, con un mayor conocimiento de las costumbres y forma de vida de las abejas que las familias egipcias se dedicaron a la apicultura.
Con respecto al pan, llegaron a tener más de cincuenta variedades, una de ellas consistía en hornearlos añadiéndoles diversos ingredientes. Nuestra guía nos indica que quizás debamos pensar en los egipcios cuando comamos pizza.
La sala más grande de todas las casas de Egipto estaba dedicada a los banquetes. A los egipcios les gustaba mucho organizar banquetes y había un protocolo de cómo colocarse en la mesa: matrimonios e hijos en el centro de la mesa a ambos lados; familiares y amigos solteros, a continuación de las parejas, a un extremo de la mesa a ambos lados; y familiares y amigas solteras, a continuación de las parejas, en el otro extremo de la mesa, también a ambos lados.
Para asistir a los banquetes vestían sus mejores galas y también sus mejores pelucas, coronadas, muchas veces, por un cono de perfume sólido que se derretía con el calor impregnando el ambiente de olores deliciosos.
Al final de la visita, y ya en la terraza del Museo, hemos degustado algunas de las apetitosas recetas preparadas con los ingredientes apuntados al principio. Pero no les vamos a facilitar más detalles. Con esta incógnita animamos a todos aquellos que quieran pasar un rato francamente agradable a visitar este lugar tan especial donde se organizan actividades a lo largo de todo el año.
Equipo Torrese
Barcelona
Ver:
El banquete eterno
Núria Castro – La pasión por Egipto
Imagen principal cedida por el Dep. de Comunicación del Museo Egipcio de Barcelona
Fotografías: ©2012 Marisa Ferrer P.
1ª imagen composición fotografías: es.paperblog.com/museo-egipcio-de-barcelona-535809/
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