No tomar el sol comporta déficit de vitamina D
Se recomienda a la población que sin desatender las indicaciones razonables de los dermatólogos, den algunos paseos al sol –en invierno a cualquier hora y en verano al amanecer o al atardecer– o tomen suplementos de vitamina D en la dieta para prevenir las fracturas óseas.
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Los peligros de tomar el sol de forma incontrolada parecen haber calado tanto entre la población que ahora la mayoría de los europeos tiene déficits en vitamina D, por lo que los especialistas están recomendando tomar alimentos enriquecidos con este nutriente.
La piel es un escudo protector
«Tomar el sol por la noche». Ésta es una de las recomendaciones con la que los dermatólogos quieren mostrar a la población los riesgos que tiene tomar el sol sin precauciones.
Pero siendo más precisos, habría que mencionar las radiaciones ultravioleta en general; es decir, también las que emiten las máquinas de rayos UV y que más de uno/a utiliza para no estar más blanco que la nata.
La piel, aparte de ser nuestra carta de presentación ante los demás, es un escudo protector. Por eso es tan importante cuidarla al máximo, sobre todo cuando se lleva poca ropa encima.
Tomar el sol con moderación no es malo
Y aunque está claro que los rayos ultravioleta son uno de sus principales agresores (tener la piel morena es el resultado de una reacción del cuerpo y un mecanismo de defensa ante al ataque UV haciendo que la melanina suba hasta la parte más superficial de la piel), tomar el sol con moderación, a determinadas horas del día y utilizando los fotoprotectores adecuados, tampoco es tan malo.
De hecho, esta especie de demonización de los baños de sol ha traído como consecuencia que la población europea, incluso la de los países habitualmente soleados como España, tengan déficits de vitamina D en sangre.
Y ¿en qué se traduce eso? Pues en que la calidad de nuestros depósitos minerales se empobrece con el resultado de que los huesos (y los dientes) se vuelven más quebradizos y acaban rompiéndose debido a la osteoporosis.
Tomar vitamina D para prevenir las fracturas óseas
Ante esta preocupante situación, los expertos de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO) han dado la voz de alarma, recomendando a la población que sin desatender las indicaciones razonables de los dermatólogos, den algunos paseos al sol –en invierno a cualquier hora y en verano al amanecer o al atardecer– o tomen suplementos de vitamina D en la dieta para prevenir las fracturas óseas.
Fracturas, tanto las vertebrales como las de cadera, que son frecuentes en las personas mayores y que, en muchas ocasiones, se convierten en un problema gravísimo de salud.
Carencia de vitamina D y enfermedades
Nuevas investigaciones, además, han revelado que la vitamina D (recordemos que sólo se puede activar en cantidad suficiente con la radiación solar o tomando alimentos suplementados) no sólo es un importante regulador del metabolismo del calcio y del fósforo, sino que su déficit incrementa la posibilidad de sufrir diversos tipos de cáncer, enfermedades infecciosas y cardiovasculares.
Los daños de los rayos UV son acumulativos
Dicho esto, uno de los problemas de los rayos UV es que sus daños son acumulativos. Eso significa que hay que prestarles especial atención en la infancia, porque de no hacerlo así, pueden surgir problemas en la edad adulta.
Por ejemplo, nunca hay que exponer al sol a niños menores de seis meses, hay que protegerles con gorras y camisetas, incluso dentro del agua o aunque el día esté nublado, y aplicarles protectores solares de tipo “extremo o más de FP50” para ir descendiendo poco a poco hasta el factor 15-20, y, desde luego, por muy bronceados que estén, no hay que aplicarles nunca cremas o aceites sin protección.
Por otro lado, es obligatorio rehidratar su piel después de la ducha con algún aftersun.
El melanoma y la acción solar
Aparte de un envejecimiento prematuro de la piel –en forma de arrugas y manchas–, entre los problemas más graves que pueden aparecer como consecuencia de la exposición indiscriminada a los rayos UV están los epiteliomas y los melanomas, dos tipos de cáncer de piel que los expertos atribuyen casi exclusivamente a la acción de estos rayos.
Los primeros afectan a las células epiteliales y tomados a tiempo se curan en casi un 100 por cien de los casos. Los melanomas, por su parte, son otro tipo de tumores muchos más agresivos que afectan a los melanocitos y que pueden diseminarse, por lo que su pronóstico es peor.
Otro matiz interesante es el que se establece entre el tipo de tumor y la forma de tomar el sol, y parece claro que la radiación de los rayos ultravioleta provenientes del sol, y también de las máquinas, son la principal y casi única responsable de los epiteliomas, mientras que los melanomas parecen relacionarse más con la toma compulsiva y salvaje del sol, aunque de forma discontinua.
Tipos de rayos
En todo caso, no todas las radiaciones solares son iguales, dependen de su longitud de onda y tienen efectos distintos sobre la piel. Por ejemplo, los rayos ultravioleta tipo A (UVA), son responsables del envejecimiento de la piel a largo plazo (fotoenvejecimiento o heliodermis).
Los UVA 2 o cortos son los más agresivos y, junto con los UVB, son los responsables del 80 por ciento de las agresiones de la piel. Los UVA 1 o largos, atraviesan los cristales y también la capa superficial de la piel, llegando hasta su estructura profunda (dermis), y producen el enrojecimiento previo al moreno.
La radiación ultravioleta B (UVB) es responsable del bronceado y la síntesis de vitamina D que fortalece los huesos. Puede ser absorbida por cristales y en nuestra piel afecta a la capa superficial o epidermis y sus melanocitos, que, azotados por el sol, como un sistema defensivo, suben hasta la superficie de la piel en forma de melanina.
La radiación más cancerígena
Por su parte, la radiación ultravioleta C (UVC) es la más energética y cancerígena. Son rayos que se absorben en la alta atmósfera y no llegan hasta nosotros gracias a la capa de ozono. Finalmente, la radiación infrarroja es responsable del enrojecimiento y quemaduras.
Por otro lado, en la protección del sol hay que valorar también el papel de los llamados radicales libres de oxígeno que se originan en la piel después de las radiaciones infrarrojas, UVA y UVB.
Estos radicales son inhibidos por ciertas sustancias, entre las que figuran las vitaminas C, E y los betacarotenos, por lo que algunos filtros solares las incorporan en su composición.
J. Barberá
Artículo publicado en el nº 210 de la Revista muf@ce
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