Surrealismo en España – Catalunya, Madrid, Aragón y Canarias
El surrealismo en España fue cultivado esencialmente por creadores independientes
[Cultura – Pintura]
Las vanguardias históricas no se desarrollaron en España con el ímpetu con que lo hicieron en otros países europeos. A pesar de ello y en contra de lo que se cree, el surrealismo tuvo en nuestro país un profundo arraigo, sobre todo a partir de la llegada de la Segunda República.
Esta corriente originada en Francia en pleno periodo de entreguerras significó mucho entre los artistas españoles. Dos surrealistas universales nacidos en nuestro país, Salvador Dalí y Óscar Domínguez, pertenecieron al movimiento liderado por André Breton, realizando una aportación significativa a esta tendencia que defendió la libertad y la irracionalidad por encima de todo.
Hubo más pintores surrealistas en sentido estricto, podría hablarse de artistas que practicaron esta poética durante periodos concretos de sus trayectorias, que en su gran mayoría vivieron algún tiempo en París y se relacionaron directamente con el círculo de Breton.
Catalunya, Madrid, Aragón y Canarias
El surrealismo en España fue cultivado esencialmente por creadores independientes; sin embargo, debe destacarse la existencia de varios núcleos geográficos que en determinados momentos estuvieron estrechamente vinculados a esta corriente: Catalunya, Madrid, Aragón y Canarias.
Cataluña, el centro peninsular más próximo a la órbita parisina y el más abierto al flujo vanguardista que circulaba por Europa en las primeras décadas del siglo XX, fue el primer núcleo donde se manifestó el surrealismo. Además de Salvador Dalí, cuya personalidad y trayectoria está por encima de consideraciones regionales, hubo una serie de pintores notablemente influidos por él, sobre todo Àngel Planells y Joan Massanet, que junto a Josep de Togores, Remedios Varo y Esteve Francés practicaron un estilo de pintura netamente surreal. El núcleo catalán fue el más activo y dinámico, ya que publicaron revistas (L’Amic des Arts, Hélix, Art…), crearon asociaciones (A.D.L.A.N.), y organizaron tertulias e incluso exposiciones de signo surrealista (Exposición Logicofobista) que facilitaron la irradiación del espíritu surrealista en nuestro país.
Madrid, por su parte, atrajo a numerosos artistas que llegados de prácticamente todas las regiones trabajaron bajo el signo del surrealismo, especialmente tras las celebración de la mítica exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos en 1925, que supuso una tímida apertura hacia las corrientes más innovadoras en una España que todavía estaba bastante alejada del credo vanguardista. De Andalucía provenían Federico García Lorca, Adriano del Valle y José Caballero; de Castilla-La Mancha, Benjamín Palencia; de Galicia, Eugenio Granell; y del País Vasco, Nicolás de Lekuona. Algunos de ellos coincidieron en la mítica Residencia de Estudiantes y, en general, actuaron más en solitario que en grupo, aunque hubo experiencias colectivas como la Escuela de Vallecas, que reunió a Palencia, Mallo o Lekuona, dando lugar a lo que se ha denominado surrealismo telúrico.
En Aragón, especialmente en Zaragoza, el surrealismo se desarrolló sobre todo a partir de los años treinta de la mano de revistas como Noreste y pintores como José Luis González Bernal, Federico Comps o Alfonso Buñuel.
Finalmente, Canarias fue uno de los núcleos más activos, con publicaciones como Gaceta de Arte y actividades de clara adscripción surrealista, como la Exposición Internacional del Surrealismo que se celebró en el Ateneo de Santa Cruz de Tenerife. El propio André Breton estuvo en la isla acompañado de Benjamin Péret. La figura más destacada ha sido, sin duda, Óscar Domínguez, que realizó su gran aportación al surrealismo con la invención de la decalcomanía, que consistía en presionar gouache líquido entre dos hojas de papel de un modo no controlado.
Salvando las diferencias existentes en los núcleos geográficos arriba descritos, el movimiento surrealista tuvo en nuestro país una serie de características comunes, como el predominio de los aspectos formales sobre los vitales –en sus orígenes el surrealismo tenía una dimensión revolucionaria y política que en España apenas se manifestó–; la importancia de las publicaciones y revistas, que aunque no fueron estrictamente surrealistas, sirvieron de canal para la difusión de los postulados de esta tendencia (L’Amic des Arts, Hélix, Alfar, La Gaceta Literaria, Litoral, Revista de Occidente, etc.) y desplegaron una intensa actividad; la profunda influencia de Dalí y de Picasso; las temáticas de contenido onírico, mágico, fantástico y sexual; o la presencia de numerosos creadores que tenían la doble consideración de poetas y pintores (Lorca, Planells, González Bernal, del Valle, Granell, etc.).
Todas estas técnicas sirvieron a estos artistas para expresarse mediante el automatismo psíquico, tanto de signo gráfico como simbólico, escribiendo uno de los capítulos más interesantes de nuestra reciente historia del arte.
Fuente:
Sala de Exposiciones Mauro Murieras, Torrelavega Cantabria (España)
En mayo de 2004 la Sala de Exposiciones Mauro Murieras organizó la exposición ‘Homenaje a Dalí en el centenario de su nacimiento’ organizada por el Ayuntamiento de Torrelavega y comisariada por Fernando Francés. La exposición finalizó el 11 de abril del mismo año.
Página de origen de la imagen principal:
newrespecta.blogspot.com: obra de Àngel Planells
Fotografía gentileza de la Sala de Exposiciones Mauro Murieras: Obra de Àngel Planells
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