Varsovia – Ciudad destruida y su gran renacimiento

 

[Viajes]

 

Varsovia, la ciudad destruida, muestra al visitante su gran renacimiento. A principios de septiembre de 1939, toneladas de bombas de la Luftwaffe caían sobre Varsovia. Hitler había ordenado la invasión de Polonia, inaugurando con estruendo la II Guerra Mundial.

Cinco años después, en agosto de 1944, mientras las fuerzas soviéticas ejercían de espectadores en la orilla este del Vístula, la resistencia polaca era aplastada por un ejército nazi en retirada, cuyos últimos coletazos reducían a escombros la ciudad.

Varsovia había sido borrada del mapa. Entre los muchos museos que hoy existen en la capital polaca, uno nos recuerda los días de aquel levantamiento heroico, y otro es testigo de la lucha y exterminio durante la ocupación alemana, pero también del resurgir de la ciudad.

Y es que, además de su ferviente catolicismo, si hay algo que caracteriza el alma de este pueblo es la necesidad de olvidar un pasado de maltrato y hacerse un hueco en el siglo XXI.

 

Varsovia y su renacimiento

El ‘renacimiento’ polaco es palpable en Stare Miasto o casco antiguo, reconstruido fielmente gracias a los planos de los siglos XVII y XVIII y a las pinturas de Canaletto, que inspiraron a los arquitectos. Fue una reconstrucción tan meticulosa que la UNESCO decidió darle el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad.

Es un placer caminar por estas calles empedradas, donde surgen a cada paso palacios e iglesias, pero también pintores y músicos ambulantes, mercadillos y tiendas de todo tipo.

En cuanto llega la primavera, en sus numerosos cafés, restaurantes y terrazas abunda la animación y corre a raudales la excelente cerveza local.

 

Símbolo de la ciudad

En la plac Zamkowy o plaza del Castillo se erige la columna de Segismundo III Vasa, el rey que trajo la capitalidad a Varsovia en 1596 (antes la capital estaba en Cracovia).

El Castillo Real de Varsovia (Zamek Królewski w Warszawie), fue residencia del monarca polaco hasta 1795. Hoy es uno de los edificios más bonitos de la ciudad convertido en museo.

Presidiendo la plaza Runek Starego Miasta (plaza de la Ciudad Vieja), está el símbolo de la ciudad: la estatua de una sirena blandiendo una espada. Lugar ideal para alquilar un carro tirado por caballos.

Éste es un enclave rectangular, rodeado de casas de tres pisos de fachadas pintadas de color pastel. La calle Piwna, es preciosa, con su empedrado y sus fachadas de diferentes colores.

 

Murallas y polacos famosos

Muy cerca, se puede visitar lo que queda de la muralla medieval que rodeaba el centro histórico, en la remozada Barbacana, que antaño fue una de las entradas de la ciudad. Así se puede ver cómo era la antigua muralla, la línea de separación del casco histórico con la Nowe Miasto o Ciudad Nueva.

No lejos de la Barbacana, en la Plaza de la Ciudad Nueva (Rynek Nowego Miasta), una estatua de Marie Curie nos da la bienvenida. Nativa de Varsovia, fue la primera persona en recibir dos premios nobeles en diferentes disciplinas: química y física. Hay un pequeño museo en la casa natal de Marie Curie en la calle Freta 16.

Si el viajero camina hacia el sur por la Ruta Real encontrará estatuas de polacos ilustres. En este bello paseo, donde se halla la universidad, se pueden visitar palacios y antiguas iglesias, como la de la Santa Cruz, en la que reposa la urna con el corazón de Frederick Chopin. También se puede visitar el Museo Chopin.

Paseando por el Paque Łazienki, un gran espacio verde rodeado de estanques y jardines, hay unos cuantos ‘bancos musicales’ en honor al famoso compositor. Aquí, los domingos a las 12 y a las 16, hay conciertos en su memoria, justo frente a una estatua en su honor. Es el parque más grande de Polonia, donde se puede ver el precioso Palacio Łazienki (Palacio sobre el Agua).

 

Otras visitas a realizar

En el Centro de Ciencias Copérnico, se pueden visitar exposiciones interactivas y didácticas y un gran planetario. Aunque además de este centro, haya en la ciudad una estatua del famoso astrónomo Copérnico, éste no nació en Varsovia, sino en Torun, a 200 km al norte.

El recorrido debe incluir otra visita de rigor: la del Sendero de la Memoria Judía, homenaje a los héroes del gueto de Varsovia. El gueto judío de Varsovia, en su día fue el más grande de toda Europa. Aquí es importante visitar el Museo de la Historia de los Judíos Polacos, los cementerios judíos y el monumento a los héroes de Varsovia.

Alrededor de la estación central, junto a los ‘mamotretos’ de la época soviética, surgen ahora modernos rascacielos de acero y cristal, reflejo de una Varsovia nueva y vitalista. Entre todos ellos, ante el viajero, aparece el Palacio de la Cultura y de la Ciencia.

Este edificio es muy controvertido ya que fue un regalo de Stalin al pueblo polaco, durante la ocupación rusa, un verdadero tótem del realismo socialista. Tras la liberación estuvieron a punto de derribarlo. Hoy se continua elevando sobre el cielo de la ciudad como testigo y vigía de un mundo que ya no existe. Desde la planta 30 se puede disfrutar de las mejores vistas aéreas de la ciudad.

 

Gastronomía y mercados

La gastronomía polaca no es ligera. Los platos estrella son los pierogis (raviolis rellenos salados o dulces), pyzy (una especie de gnochis gordos), zurek (sopa con huevo y salchicha), golonka (un pedazo de codillo de más de 1 kg), o bigos (una mezcla  de col, carnes y vegetales).

En el mercado local el Hala Mirowska, se pueden encontrar fruta, verdura, quesos, carnes, pescados…, justo al lado está el Hala Gwardii, uno de los mercados más antiguos de la ciudad, rehabilitado para ofrecer una verdadera experiencia gastronómica, con puestos de diferentes cocinas del mundo.Mercado. Varsovia noche

Un mercado que cada vez está más de moda es el Hala Koszyki, en el centro de Varsovia. Hay muchos restaurantes con distintos tipos de comida. Podemos ir a los restaurantes del famoso cocinero Mateusz Gessler: ‘Ćma’ y ‘Warszawski Sen’.

La verdadera comida tradicional polaca a buen precio se encuentra en los bares de leche (bar mleczne). Estos bares se crearon por el gobierno comunista para dar de comer a los obreros en la época de la postguerra. Hay varios de ellos por la ciudad. A orillas del río Vístula, en la zona de Cypel Czerniakowski, suelen poner terracitas y al atardecer es un agradable lugar de encuentro.

 

 

Fuentes:
– Dionisio Pérez Sanz
Artículo publicado en el nº 2006 de marzo – mayo, 2007 de la Revista muf@ce   
– Mochileando por el mundo

Páginas de origen de las imágenes:
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VER:
> La Catedral de Mallorca y el ingenio de Gaudí    
> La Casa de la Seda – Monumento Arquitectónico – Barcelona  
> Diarios de viaje – El volcán Etna, naturaleza en cólera
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1 – 05-12-2007