Violencia hacia las mujeres – Acoso escolar en las niñas – III

En primaria es uno de los espacios donde se asientan con más fuerza las raíces de la violencia hacia las mujeres.

[Familia – Acoso escolar / Mujeres Hoy

 

‘Las niñas en el país de las pesadillas’

La perspectiva de género en la educación

Aquí podemos citar las consideraciones de Emilia Moreno, junto al profesor Enrique Vélez González, en un artículo publicado por la ‘Red de Investigación Acción Colaborativa’.[5]

“Educar para formar a la ciudadanía obliga a incluir la perspectiva de género en la educación y cuestionar las construcciones culturales, sociales e históricas que determinan lo masculino y lo femenino.

Estas construcciones asimétricas establecen las relaciones de poder dando lugar a la subordinación y la discriminación de la población femenina”.

Es imprescindible tomar medidas, no para luego. Ya durante demasiado tiempo, el que un chico empuje a otro, los apodos, el que una niña insulte a otra, las burlas, o que estudiantes excluyan a otro, han sido vistos como hechos normales y los adultos no hemos intervenido.

Igualmente, el que un niño tire del cabello a una niña, rompa o le arrebate un objeto, agreda desde la desigualdad entre hombres y mujeres, se ha naturalizado.

El que suceda cotidianamente no lo justifica. Es necesario atajar la violencia antes de que alcance grados más altos. Un ejemplo de las consecuencias posibles: La violencia en nuestro país, cuando llega al nivel de la escuela secundaria, puede alcanzar extremos tales como el secuestro express, la violación y el asesinato[6].

 

La responsabilidad familiar y de la sociedad

Por supuesto, que no todo es responsabilidad del centro escolar, los niños, las niñas, los jóvenes al llegar a casa y encender la televisión muy probablemente se encontraran con la escena de un hombre que da malos tratos a una mujer y luego ambos se reconcilian porque se aman.

O al abrir una revista verán el anuncio comercial cuyas imágenes son una oda a la anorexia; prenderán el aparato de sonido y escucharan la música de moda, no sólo el reguetón, toda, con sus consignas misóginas.

Más duro aún, quizá también estarán inmersos en familias que repiten y perpetúan modelos patriarcales, que violentan, que restringen.

En efecto, la cotidianidad está construida de violencia hacia las mujeres. Sin embargo, sí podemos incidir en la parte que nos toca.

Este llamado es a los maestros y a las maestras frente al grupo, a las directoras, a las mujeres en el sistema educativo, es una invitación a preguntarnos sobre los abusos de poder cultural y social entre hombres y mujeres que estamos fomentando dentro del salón de clases en la educación básica y su relación con la existencia del hombre que nos acosó, que nos gritó insinuaciones sexuales por la calle en el camino para asistir a nuestros espacios laborales ¿Podría ser uno de nuestros alumnos dentro de unos años?

 

Permisividad ante la violencia hacia las mujeres

La profesora Emilia Moreno nos sugiere: “Para evitar situaciones violentas en los hombres, hay que empezar por educar a los niños y tratar de no relativizar situaciones conflictivas alegando que son cosas de niños. La violencia machista, desde luego, no lo es”[7].

Vamos a preguntarnos sobre las agresiones hacia las mujeres que ocurren en las calles, en las manzanas alrededor del centro de enseñanza y la permisividad con la que se está fomentando que estos jóvenes maltraten a las jovenas.

Teniendo en cuenta que en unos meses, un par de años quizá, estarán fuera del centro educativo, podemos visualizar que la violencia se repetirá afuera.

¿Cuántos casos habrá ante el Ministerio Público que se presentan en una localidad, cuando pudieron haberse detenido tiempo antes por las autoridades escolares que podrían haber mostrado al niño o al joven lo inaceptable de este tipo de violencia?

Qué estamos sembrando al responsabilizar a las niñas que han padecido violencia escolar hacia las mujeres con el discurso de Las llevadas, las que no se dan a respetar que termina en la impunidad hacia el agresor.

Un problema que señala la investigadora Carmen Castillo, es la violencia institucional: “las autoridades escolares que, cuando finalmente los estudiantes y familiares exponen sus quejas por abuso, niegan el problema, protegen a los agresores y exponen a la víctima”[8].

 

El efecto dominó

Hay un efecto dominó entre la impunidad y la violencia sistémica que resulta en los violadores, golpeadores y asesinos de mujeres y el discurso todavía vigente de “Ellas lo provocaron…» por usar falda, por usar pantalón, por dirigirles la palabra, por no dirigirles la palabra, por estar en la calle de día, por estar en la calle de noche, porque decidió salir a trabajar, porque decidió no salir a trabajar, porque la sopa estaba fría, porque la sopa estaba caliente…porque sí.

Son ellas las que lo provocan. Oswaldo Morgan que asesinó a su novia con 25 puñaladas dice que ella lo provocó.

¿Quién provoca recibir 25 puñaladas? El niño que tomó por sorpresa la hoja en donde C estaba anotando el teléfono de otro niño y la rompió en pedazos, dijo que estaba jugando, que así se llevan, aún cuando ella lo negó.

El niño que besó a O a la fuerza dijo que ella lo había provocado. ¿Es tan alejado un camino de otro, o son consecutivos?

 

Es obligada la prevención y contención de la violencia

Hablar de la educación primaria es recurrir sólo a un ejemplo, la educación en todos sus grados presenta distintas formas de maltrato hacia las niñas y mujeres.

Sin embargo, hay un común: Se trata de uno de los espacios donde se asientan con más fuerza las raíces de la violencia hacia las mujeres.

Por supuesto, hacen falta políticas por parte de los Estados y el generar conciencia social sobre la problemática.

A docentes y directivos, intervenir en la prevención, y contención de la violencia; enseñar a los alumnos y alumnas a intervenir, a no permitir prácticas de abuso.

Es necesario exigirlo, buscarlo y trabajarlo para cambiar los hechos. Sin embargo, mientras tanto, no podemos quedarnos con los brazos cruzados.

Maestras, profesoras: Por solidaridad de género, por conciencia de ser mujeres, porque padecemos el mismo techo de cristal en donde, habiendo tantas mujeres preparadas, los puestos de dirección y reconocimiento se dan en mayoría a los varones.

Porque en nuestra labor cotidiana podemos vivir acoso de padres, trabajadores, otros funcionarios, y hasta de alumnos; por ser mujeres que vivimos en este país injusto para con las mujeres.

Por una noción elemental de justicia, no repitamos discursos opresivos contra las nuestras, ni permitamos que las propias alumnas los repitan.

Si por ahora las investigaciones sobre la violencia escolar en nuestro país son insuficientes, podemos comenzar a dialogar, a discutir a informarnos, a ensayar formas de construir conocimiento y vida no sexistas. No sembremos en nuestras aulas más tiranía contra las niñas, contra las mujeres, contra nuestras compañeras de hoy y de mañana.

 

Ver:
El contínuo acoso escolar en las niñas – I
Acoso a las niñas dentro y fuera de la escuela – II    

 

Por Patricia Karina Vergara Sánchez
México

pakave@hotmail.com

Página de origen de la imagen:
educo.org

Ver:

> Prevenir el acoso escolar –  Quienes agreden se sienten más fuertes 
> Acoso por homofobia –La homosexualidad es una construcción social  
> Programa Skolae – Marian Moreno – Premio UNESCO   
> Hijos más solidarios – 5 claves para conseguirlo  
> Educación y violencia machista – Prevención en las aulas   
> Agresiones a profesores – Los padres cómplices de sus hijos
> Acoso – ‘Somos Únicxs: las caras del bullying’        

> Pautas a seguir si es tu hijo quien realiza el Bullying   
> El suicidio de Jokin (In Memorian)  
> Direcciones para el apoyo de adolescentes   

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[5] Carballar, Olivia. El ‘bullying’ también tiene género. Sevilla, 2008.
http://www.publico.es/espana/123646/bullying/genero

[6] Castillo Rocha Carmen y Pacheco, María Magdalena. Perfil del maltrato entre estudiantes de secundaria en la ciudad de Mérida, Yucatán en Revista Mexicana de Investigación Educativa, año/Vol. 13, número 038. Consejo Mexicano de Investigación educativa. Distrito Federal, México. pp.825-842.

[7] Carballar, Olivia. El ‘bullying’ también tiene género. Sevilla, 2008.
http://www.publico.es/espana/123646/bullying/genero

[8] Castillo Rocha Carmen y Pacheco, María Magdalena. Perfil del maltrato entre estudiantes de secundaria en la ciudad de Mérida, Yucatán en Revista Mexicana de Investigación Educativa, año/Vol. 13, número 038. Consejo Mexicano de Investigación educativa.
Distrito Federal, México. pp.825-842.

 

 

 

 

 

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